Julio Balderrama
LA LINGÜÍSTICA EN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO
Y LA DIDÁCTICA DE LA LENGUA
Presentación
Estas clases, que el Prof. Balderrama prefería llamar sesiones, se desarrollaron en las aulas del IES N° 2 “Mariano Acosta” entre los meses de agosto y noviembre de 1993.
A ellas asistieron estudiantes y docentes, la mayor parte de ellos ex alumnos y colegas suyos.
Entre mis papeles, desordenadamente he encontrado el nombre de sus participantes, no sé si de todos; de algunos de ellos tengo el registro de sus nombres y apellidos completos; de otros sólo su apellido: Laura Aguirre, Ballanti, Alba Cagnacci, Casaretto, Marcelo Celia, Dotti, Fanjul, Franco, Gassino, Linale, Paonessa, Gustavo Manzanal, Martínez (1), Martínez (2), Mejuto, Nachon, Sebastián Porrini, Hugo Salgado, Domingo Tavarone, Lidia Winograd y tres asistentes más.
La mayor parte de las desgrabaciones las realicé yo mismo. Sin embargo, no puedo menos que anticipar disculpas por no recordar con fidelidad el nombre de todos los que participaron de esta tarea, bastante dificultosa por cierto.
He tratado de mantener el tono coloquial de las exposiciones, en la medida de lo posible. En función de ello, en cada sesión se registran las participaciones de los asistentes, con la letra A. Como podrá verse, esta letra puede ir acompañada de un número: A, A1, A2, etc.; esta referencia tiene el siguiente valor: para cada clase, A representa las intervenciones de un mismo asistente; lo mismo que A1, A2, etc. Con esto lo que he querido es testimoniar este juego de participaciones y de diálogo con el profesor. Ahora bien, como estas referencias son por clase, los designados con A, A1, A2… en una sesión no son los mismos que los designados en las otras, salvo coincidencia.
Hecha esta presentación, paso al objetivo, contenidos y orientación bibliográfica, tal como la presentara el autor.
Objetivo
Proporcionar una visión introductoria de las grandes líneas de la lingüística teorética desde 1959 y sugerencias para una renovación y revivificación de la enseñanza de la lengua en la escuela media.
Contenidos
Ciencia y filosofía del lenguaje. Estructura epistemológica de la Lingüística. Esquema evolutivo de la lingüística sincrónica 1950-1980.
La Semántica en la estructura de la Lingüística. La relación semántica-sintaxis y la didáctica de la lengua.
La Lingüística y el “análisis del discurso”.
Gramática clásica y gramática estructural. El proyecto del estructuralismo y el modelo estratificacional. La aproximación al nivel semántico desde los modelos estructuralistas y generativos.
La gramática generativa y los modelos chomskyanos sucesivos. El paso de la Teoría Estándar Extendida a la Teoría Modular.
La gramática del texto y el problema de la oración. Semántica y pragmática en una gramática integral.
Conclusión: la didáctica teorética de la lengua y el análisis sintáctico como proyección hacia el análisis del discurso.
Orientación bibliográfica sumaria
Asti Vera, A., Fundamentos de la filosofía de la ciencia, Nova, Bs. As., 1967.
Losee, J., Introducción histórica a la filosofía de la ciencia, Alianza, Madrid, 1976.
Simon, J., comp., Aspectos y problemas de la filosofía del lenguaje, Alfa, Bs. As., 1977.
Katz, J., La realidad subyacente del lenguaje y su valor filosófico, Alianza, Madrid, 1977.
Acero, J., et al., Introducción a la filosofía del lenguaje, Cátedra, Madrid, 1982.
Leroy, M.; Las grandes corrientes de la lingüística moderna, FCE, México, 1969.
Kovacci, O., Tendencias actuales de la gramática, 3ª. ed., Marymar, Bs. As., 1977.
Lyons, J., comp., Nuevos horizontes de la lingüística, Alianza, Madrid, 1970 (2 vols.).
Guiraud, P., La semántica, Breviarios del FCE, México.
Fernández González, A. et al., Introducción a la semántica, Cátedra, 1978.
Lyons, J. (1978), Semántica, Teide, Madrid, 1980.
Dubos et al. (1972), Semántica generativa, Narcea, Madrid, 1978.
Marcos Marín, F., El comentario lingüístico, Metodología y práctica, Cátedra, Madrid, 1977.
Maingueneau, D., Introducción a los métodos de análisis del discurso, Hacette, Bs. As., 1989.
Lyons, J., (1968) Introducción a la lingüística teórica, Teide, Madrid.
Bröndal, V., “La autonomía de la sintaxis”, en VV.AA., Psicología del lenguaje, Paidós, Bs. As., 1952.
Chomsky, N., (1966), Lingüística cartesiana, Gredos, Madrid, 1969.
Kovacci, O., cit. En 1.
Kovacci, O., Estudios de gramática española, Hachette, Bs. As. 1986.
Lepschy, J., La lingüística estructural, Anagrama, Madrid, 1970.
Chomsky, N., (1957), Estructuras sintácticas, Siglo XXI, México, 1974.
(1965), Aspectos de la teoría de la sintaxis, Aguilar, 1970.
(1972), El lenguaje y el entendimiento, Seix Barral, 1977.
(1974), “Introducción a la TEE”, en VV.AA., La teoría estándar extendida, Cátedra, Madrid, 1979.
(1975), Reflexiones sobre el lenguaje, Sudamericana, Bs. As. /Ariel, Barcelona, 1979.
(1977), Ensayos sobre forma e interpretación, Cátedra, Madrid, 1982.
(1982: Some concepts and consequences or the theory of government and binding), La nueva sintaxis. Teoría de la rección y el ligamento, Paidós, Madrid/Bs. As., 1988.
Otero, C-P., Introducción a la lingüística transformacional, Siglo XXI, México, 1970.
Contreras, H., comp., Los fundamentos de la gramática transformacional, Siglo XXI, México, 1971.
Lyons, J., Nuevos horizontes, cit. En 1.
D’Intorno, F., Sintaxis transformacional en español, Cátedra, Madrid, 1979.
Mugica, N. y Solana, Z., La gramática modular, Hachette, Bs. As., 1989.
Dijk, T. van, Estructuras y funciones del discurso, Siglo XXI, México, 1980.
, Texto y contexto. Semántica y pragmática del discurso. Cátedra, Madrid, 1980
miércoles, 28 de julio de 2010
domingo, 18 de julio de 2010
Clase N°1: 25 de agosto de 1993
Vamos a dar una visión global, no de cada una de las escuelas sino darle al docente un panorama general, de modo tal que pueda orientar la lingüística teorética hacia la enseñanza de la lengua.
Como ven entonces, es un curso sin ningún tipo de pretensiones; está hecho más bien para docentes y personas que se interesen en esto. El hecho de que sea un grupo que de algún modo ya conoce cosas que he dicho en mis cursos de Lengua III, implica que algunos van a escuchar cosas que han oído y otros que no. En ese caso algunos pueden bostezar y por el número de los bostezos me voy a dar cuenta si debo seguir por ese camino o tomar otro.
Para ller la clase completa, haga click aquí.
Como ven entonces, es un curso sin ningún tipo de pretensiones; está hecho más bien para docentes y personas que se interesen en esto. El hecho de que sea un grupo que de algún modo ya conoce cosas que he dicho en mis cursos de Lengua III, implica que algunos van a escuchar cosas que han oído y otros que no. En ese caso algunos pueden bostezar y por el número de los bostezos me voy a dar cuenta si debo seguir por ese camino o tomar otro.
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sábado, 17 de julio de 2010
Clase N°2: 1 de setiembre de 1993
En el año 56 empieza el generativismo lingüístico, que es el del primer Chomsky. El método es axiomático transformacional; se basa en una transformación sistemática y ordenada de estructuras.
Mientras que el estructuralismo es más bien estático, el generativismo lingüístico es dinámico: se basa en la historia de la generación de un discurso; es decir, el método es axiomático y no meramente relacional, como es el estructuralismo; es una construcción de estructuras y por eso lo de axiomático.
Para leer el contenido de esta clase, haga click aquí.
Mientras que el estructuralismo es más bien estático, el generativismo lingüístico es dinámico: se basa en la historia de la generación de un discurso; es decir, el método es axiomático y no meramente relacional, como es el estructuralismo; es una construcción de estructuras y por eso lo de axiomático.
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viernes, 16 de julio de 2010
Clase N° 3: 8 de setiembre de 1993
Toda la gramática puede considerarse como una sintaxis, en el sentido de que es una combinación de formas. La sintaxis, el núcleo duro, es el punto de partida y el punto de llegada del proceso del discurso.
Para leer esta clase en forma completa, haga click aquí.
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jueves, 15 de julio de 2010
Clase N° 4: 15 de setiembre de 1993
La idea de hoy es hablar un poco sobre el estructuralismo lingüístico. En esto las cosas son bastante conocidas pero antes quisiera señalar que toda gramática que se enseña en la escuela primaria y secundaria, sobre todo secundaria es realmente gramática estructural.
Si le interesa leer la clase completa, haga click aquí
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miércoles, 14 de julio de 2010
Clase N° 5: 22 de setimebre de 1993
La clase anterior había planteado la insuficiencia de la teoría estructuralista para rendir cuenta de las intencionalidades y de las oscilaciones del hablante. Esta clase N° 5 retoma el planteo a partir de unos ejemplos.
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martes, 13 de julio de 2010
Clase N° 6: 6 de octubre de 1993
A propósito del estructuralismo, habíamos estado con el ejemplo del operario y vimos cuatro posibilidades.
Esto venía acerca del método estructuralista, que tiende a una formalizacion por supuesto, pero que no lo consigue demasiado. Se acuerdan que habíamos aludido a una algoritmizacion a la que tiende, digamos, toda formalización; es decir, traducir las reglas lingüisticas a un sistema de instrucciones automáticas que partiendo del corpus mismo podrían ser confiadas a una máquina para que construya nuevas ejemplos de las construcciones ejemplificadas.
Para la lectura completa de la clase haga click aquí
Esto venía acerca del método estructuralista, que tiende a una formalizacion por supuesto, pero que no lo consigue demasiado. Se acuerdan que habíamos aludido a una algoritmizacion a la que tiende, digamos, toda formalización; es decir, traducir las reglas lingüisticas a un sistema de instrucciones automáticas que partiendo del corpus mismo podrían ser confiadas a una máquina para que construya nuevas ejemplos de las construcciones ejemplificadas.
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lunes, 12 de julio de 2010
domingo, 11 de julio de 2010
sábado, 10 de julio de 2010
viernes, 9 de julio de 2010
miércoles, 24 de febrero de 2010
jueves, 18 de febrero de 2010
Psicogénesis y desarrollo de la teoría chomskyana

PSICOGÉNESIS Y DESARROLLO DE LA TEORÍA CHOMSKYANA
9 de noviembre de 1994
[La que sigue es una versión prácticamente literal de la exposición. Sólo hemos modificado algunas formas propias del lenguaje oral, teniendo cuidado en que no se alterara el tono de la exposición y del posterior diálogo con el público. D.T.]
Cuando se me ofreció participar en estas Jornadas[1] notamos en la programación la ausencia de los puntos de vista chomskyanos y como nos parecía útil señalar la existencia de una alternativa a la de Piaget, propusimos dedicar a aquellos una referencia expositiva, lo que fue gratamente recibido por los organizadores.
Aunque los aspectos específicamente lingüísticos de la teoría chomskyana han variado en el curso de unos cuarenta años según diferentes modelos, hay un fondo psicogenético que permanece básicamente el mismo y a éste entendemos referirnos. La paginita fotocopiada que se les ha distribuido[2] permitirá hacerlo con economía de tiempo y rogamos a los asistentes remitirse a ella.
Lo característico de esa teoría desde el punto de vista que nos ocupa es la constancia de un paralelismo entre los modelos lingüísticos y los modelos psicolingüísticos de base, según se ve en el punto 1 de la mencionada página. En ese punto uno, GU significa gramática universal.
Lo que vamos a decir ahora explica esa tabla sintética. Chomsky considera que para que una teoría lingüística tenga poder explicativo debe dar cuenta de las intuiciones del hablante en el uso de su lengua. Y para que esté epistemológicmaente fundada, debe dar cuenta de por qué el organismo hablante selecciona determinado modelo lingüístico de uso frente a otros modelos teóricamente posibles.
Ello plantea de entrada dos cuestiones: la primera, cuál es la estructura biopsicológica del hablante en cuanto tal y, la segunda, cuáles son las condiciones de esa estructura que determinan el modelo lingüístico. Ambas cosas implican la propuesta de un modelo para la psicogénesis del lenguaje humano.
Partamos de los siguientes supuestos:
1. La adquisición temprana, entre 2 y 6-7 años, de la lengua materna implica que el organismo desarrolla una gramática interiorizada. Por supuesto que no reflexiva o teorética como lo hace el gramático, sino operativo-práctica. Es decir, el hablante no puede explicar a otro esta gramática, sino que aparece como un mecanismo interno que él utiliza para hablar; pero es una gramática porque está sometida a ciertas reglas.
Con Chomsky, llamaremos competencia lingüística a esa gramática operativa.
Ahora, por favor, traten de seguir aunque sea con medio ojo la primera tablita de la página.
2. Como es natural, una base esencial para la formación de la competencia, son los datos lingüísticos que el medio social ofrece. Es decir, los modos en que la gente de ese medio habla. Pero de manera general, para desarrollar toda actividad cognoscitiva, lingüística u otra, el organismo o la mente dispone de una capacidad innata de organizar los datos de la experiencia, en un conjunto de hipótesis operativas (otra vez, no reflexivas) sobre el comportamiento de esos datos como objeto. Para dar una analogía que usan Chomsky y Lenneberg, también para la organización de la percepción el organismo dispone de una cierta estructura de base, que después se proyecta sobre los datos empíricos de la sensación para organizar las percepciones. La idea chomskyana sobre el lenguaje es la misma.
Aquí llamaremos a esa capacidad (Chomsky no lo hace), la capacidad organizativa de la mente.
3. Vamos al tercer supuesto. Es epistemológicamente conocido, que dado un conjunto cualquiera de datos homogéneos, la capacidad organizativa puede construir diversos juegos de hipótesis, o sea, diversas teorías (insisto no reflexivas, sino operativas: las hipótesis y teorías reflexivas vienen después).
Es decir, el organismo puede construir diversas teorías que llevan a otras tantas diversas organizaciones dinámicas de esos datos.
4. Cuarto supuesto. Esto significa evidentemente que la formación de la competencia está orientada y regida por principios directivos que sobre la base de los datos empíricos del medio lingüístico social (ahora sí por favor, ver la tabla en la parte izquierda) determinan que esa competencia sea uniforme. (Deliberadamente me salteé un pasaje que complementa a éste, sobre el que vuelvo ahora).
En efecto, la experiencia enseña que dentro de una comunidad hablante todos sus miembros desarrollan una competencia lingüística que es sensiblemente la misma. Hay variantes, por supuesto, pero todos nosotros básicamente hablamos castellano y el dialecto porteño. Todos los hablantes de una comunidad hablan del mismo modo, es decir, todos se han organizado modelos, sensiblemente los mismos, para construir e interpretar emisiones; en otros términos, todos utilizan una misma gramática operativa, una misma competencia lingüística.
Ahora sí. Esto significa evidentemente que la formación de la competencia está orientada y regida por principios directivos que, sobre la base de los datos empíricos del medio lingüístico social, determinan que esa competencia sea uniforme en toda la comunidad lingüística.
El conjunto de todos esos principios directivos es lo que Chomsky denomina la gramática universal (GU), concepto clave (por lo menos desde 1967) de toda su teoría lingüística.
Si ahora echan una ojeada a la tabla, va a resultar más claro y, si algo no está claro, por favor pregunten.
Consideremos más de cerca las propiedades de la GU en relación con la competencia. Se ha visto que la competencia resulta de la aplicación de la GU a los datos empíricos, o sea, que la GU es a priori y, por lo tanto, innata; mientras que la competencia es adquirida. Ahora, como la competencia es función de los datos lingüísticos empíricos y éstos son evidentemente distintos para cada lengua o dialecto, la competencia es diferente según la lengua o dialecto de que se trate y, por lo tanto, la competencia es particular; en tanto, la GU como opera dirigiendo la organización de los datos, cualesquiera que éstos sean, es un a priori común a todo ser humano y precisamente por eso es universal.
Hemos visto que la GU es un conjunto de principios o condiciones que determina la forma posible de todo lenguaje humano, es decir, la forma posible de toda competencia.
¿En qué consisten tales principios? No se trata de ideas o conceptos sino de lo que Chomsky denomina universales formales, es decir, de formas de operación que al formularse como modelo teórico aparecen como un conjunto de reglas.
Concretemos con un ejemplo: pertenece a los datos empíricos que una lengua pueda construir oraciones con o sin un sujeto gramatical expreso; diferenciamos, pues, lenguas de sujeto omisible y lenguas de sujeto no omisible. Como es sabido, el español es una lengua de sujeto omisible, el francés o el inglés son lenguas de sujeto no omisible. Para construir la competencia la GU interviene con un principio informalmente expresable así (muy informalmente, como dice la nota de la paginita adjunta. Ahora remítanse al punto 2 de la paginita). Entonces el principio de la GU se expresaría digamos así: la anteposición del interrogativo correspondiente al sujeto de una subordinada sólo es posible en una lengua de sujeto omisible. Es decir, partiendo de una oración base como “¿Querés que alguien venga con nosotros?”, la pregunta sería “¿Quién querés que venga con nosotros?”, donde la posición del sujeto ha sido pasada al interrogativo inicial.
Entonces, por ejemplo, el niño que aprende a hablar español, lengua de sujeto omisible, va a saber operativamente (no reflexivamente, insisto en esto, no es que el chico va a estar pensando la gramática, sino que esa gramática opera en él como organismo hablante) que puede construir oraciones desde esta forma: “¿Quién querés que venga con nosotros?”, donde “quién” es el interrogativo correspondiente al sujeto de “venga”. Mientras que el niño que aprende una lengua de sujeto no omisible como el inglés también sabrá operativamente que no puede hacerlo, o sea, jamás podrá ni se le ocurrirá construir oraciones de esa forma.
Nótese lo siguiente: tanto la competencia, que es adquirida, como la GU, que es innata, son estructuras dinámicas de comportamiento internas al organismo hablante. Cuando el científico trata de construir una teoría o modelo para esas estructuras las formula en el modo formalizado de un conjunto de reglas, por ejemplo, esa regla (ut supra) es una regla integrante de la GU y se refleja en una correspondiente regla de la competencia; por ejemplo, para la competencia de un hablante de español la regla tendría esta forma: la interrogativa correspondiente a las acciones de la forma “X quiere que Z venga” es de la forma “quién quiere X que venga”, que es lo que está ejemplificado en el texto.
Todo esto se formula en forma de reglas lingüísticas, pero decir que el organismo hablante tiene como contenido reglas así, es algo en el fondo carente de sentido; lo que el lingüista formula como reglas, corresponde al hecho de que en el organismo hablante hay por hipótesis conexiones neuropsíquicas que funcionan de ese modo: unas, las de la GU, innatas, y otras, las de la competencia., adquiridas. Es decir, las reglas integrantes de la teoría científica son, en el modelo científico natural, estructuras dinámicas biopsicológicas a investigar. Por eso, aunque por el carácter innato de la GU Chomsky adopta una posición racionalista contra las posiciones empiristas del estructuralismo, no se trata de un racionalismo clásico de ideas innatas, sino que se mueve dentro de los límites de las ciencias empíricas con hipótesis propias, como toda ciencia empírica necesariamente construye. Así a las duras y escandalizadas críticas con que el empirismo ha recibido sus teorías, Chomsky responde con más o menos fingida sorpresa aduciendo que así como cualquier empirista acepta que cada especie biológica tiene sus propiedades intraespecíficas innatas (el ave la capacidad orgánica de construir un nido y de volar, la especie humana la capacidad orgánica de la posición bípeda, etc.) y tales capacidades se manifiestan cuando el organismo ha alcanzado un cierto grado cronológicamente determinado de madurez para ejercerlas, lo mismo ocurre con el lenguaje: éste depende de una propiedad intraespecífica humana que se manifiesta cuando en el curso del desarrollo ontogénico se producen las condiciones de madurez correspondientes y la estructura de la GU forma parte de esa capacidad o dotación innata. La diferencia teorética con el empirismo está solamente en que éste se empeña en ver en el lenguaje un comportamiento totalmente adquirido, mientras que Chomsky propone en cambio una base, una disposición biopsíquica innata igual que para el resto de las funciones orgánicas. La hipótesis surge y se ve corroborada precisamente por esos comportamientos lingüísticos universales como el expresado por la regla antes considerada.
Insistamos en este punto y volvamos al punto 2 de la página fotocopiada. La forma agramatical *“Who do you want that come with us”, que es el calco de la forma gramatical española “¿Quién querés que venga con nosotros?”, es imposible en inglés o en cualquier otra lengua de sujeto no omisible. No obstante, aun para un inglés resultaría inteligible, por ejemplo, dicha por un extranjero. Entonces, no se ve ninguna posibilidad empírica intrínseca de que se hablara efectivamente así. Si la imposibilidad no es empírica, entonces es a priori, y esto es lo que autoriza a considerar que depende de la innata GU y, por lo tanto, atribuible a esta la regla antes mencionada: la anteposición del interrogativo correspondiente al sujeto de una subordinada, sólo es posible en una lengua de sujeto omisible.
Generalizando el criterio: si un tipo de comportamiento lingüístico se presenta con estas propiedades, primero es universal, o sea, común, sin excepción para toda lengua, y segundo, no es empíricamente necesario, vale decir, no es deducible de las condiciones intrínsecas de la experiencia, entonces pertenece a la GU.
Y aquí importa una observación. Como se habrá tal vez advertido, Chomsky centra sus observaciones en la morfosintaxis. Para él la morfosintaxis es algo así como el nervio del lenguaje humano. Según señala con cierta ironía Searle (un empirista que, sin embargo, no es nada hostil con él), para Chomsky el hombre es esencialmente un animal que construye estructuras sintácticas. Lo semántico, por ejemplo, aparece como una especie de aditamento, un componente extrínseco necesario sólo para asignar un valor referencial, esto es, un contenido significativo a esas estructuras puramente formales; y las estructuras lógicas son, lingüísticamente hablando, derivadas de las estructuras lingüísticas.
En 1975, se realizó en Francia, en la Abadía de Royaumont, un amistoso pero encarnizado debate de cuatro días entre Chomsky y Piaget, con asistencia e intervención de seguidores y críticos de uno y otro, el cual fue recogido y publicado en compilación de Massimo Piatelli-Palmarini[3]. Chomsky no había formulado aún su último modelo, el modular, pero las ideas matrices de éste están ya presentes en ese simposio.
La posición básica es la siguiente: Chomsky encuentra y, hasta donde yo conozco a Piaget creo tiene razón, encuentra que nada, partiendo de la teoría epistemológica o psicogenética piagetiana en el aspecto concerniente al lenguaje, permite deducir ni explicar los comportamientos lingüísticos del tipo de los ejemplos que hemos dado. Es decir, la psicoestructura, el mecanismo de adquisición, las etapas de adquisición y el funcionamiento de las formas del lenguaje aparecen como un sector de características sui generis, como un módulo o conjunto de módulos específico dentro del orden cognitivo. El aprendizaje, la adquisición del lenguaje, obedece a leyes propias y peculiares irreductibles a las de cualquier otro orden de conocimientos. En este sentido, generalizando la cosa, no existe una teoría general del aprendizaje, sino en todo caso tantas teorías coexistentes como módulos cognitivos pueden reconocerse en lo que se llama la inteligencia humana. Sobre esto insiste largamente Chomsky en la primera parte de sus Reflexiones sobre el lenguaje, obra publicada posteriormente, ese mismo año de 1975.
Frente a la teoría genética unitaria de la inteligencia sostenida por Piaget, Chomsky propugna la teoría modular de la mente: cada campo cognoscitivo, el lenguaje (en rigor las construcciones e interpretaciones morfosintácticas), la semántica, la lógica y la matemática, etc, constituye un módulo en sí relativamente autónomo, aunque naturalmente con mutuas relaciones a investigar.
Chomsky en principio no niega la posibilidad de una teoría sintética unitaria, pero su posición es ésta: “como lingüista, encuentro en mi campo leyes genéticas y estructurales peculiares, que no son reductibles ni deducibles con respecto a la teoría general unitaria que se me propone. Si llega a demostrárseme tal reductibilidad y deducibilidad, estoy dispuesto a aceptarla, pero mientras tanto tengo el derecho de atenerme a los hechos y a trabajar el orden cognitivo como estructurado por sectores modulares autónomos”.
Para terminar, señalemos que la teoría chomskyana ha dado nuevo impulso a los estudios sobre génesis y adquisición del lenguaje y en particular sobre las etapas de esta adquisición. Estudios sobre las etapas del lenguaje infantil existían en abundancia, pero en general concentrados en las etapas tempranas de la infancia; las hipótesis chomskyanas no sólo estudian las etapas con rigor lingüístico, que antes no se hacía, sino además han permitido extenderlas a etapas de la edad escolar, las llamadas estructuras tardías. Falta, según ha sido señalado recientemente irlas ampliando al desarrollo del lenguaje durante la pubertad y la adolescencia.
Esperamos que esta exposición incite a los presentes a considerar hasta qué punto las posiciones chomskyanas resultan o no incompatibles con las implicaciones pedagógicas de las teorías de Piaget y hasta qué punto pueden o no modificarlas o enriquecerlas.
Gracias por su atención.
[A continuación se entabla un breve diálogo entre personas del público (P1,P2) y el Profesor Balderrama (JB). De dicho diálogo hemos extraído las partes más relevantes].
Bueno, creo que mucho para debatir no hay porque esto de hecho fue una exposición de tesis. Pero si alguno tiene alguna pregunta que hacer estoy a sus órdenes.
P1: Dos preguntas quiero hacer. Cuando usted dice “competencia del hablante”, sin embargo la competencia tiene una psicogénesis...
JB: La competencia tiene una psicogénesis, sí.
P1: Por lo cual podríamos decir que lo innato para Chomsky estaría en la GU...
JB: Sí.
P1: ... y el desarrollo, la psicogénesis estaría en el lado de la competencia.
JB: Sí, sí... Claro. Digamos que la GU es la condición para que haya una psicogénesis del lenguaje; junto con otra, por ejemplo, la disposición anatómico-fisiológica de los órganos de la fonación y demás.
P1: Es decir, podríamos suponer que en la competencia lingüística de los hablantes habría una construcción.
JB: Claro. ¿Sabe lo que ocurre? Hay una construcción que no está librada al azar, sino que está regida por un principio superior que es innato, y ese principio innato es lo que Chomsky llama la GU.
P1: Y la otra pregunta que tengo que hacerle, del libro de Searle hay una cosa que me llamó la atención y que quiero que me aclare: el hecho de que para Chomsky las oraciones, dice él, “son sólo accidentalmente para hablar con ellas”.
JB: Sí.
P1: Es decir, que acá habría como una incapacidad en Chomsky, o él no le asigna importancia, a la posición del lenguaje como comunicación
JB: Así es.
P1: La comunicación sería algo accidental para lo que nos sirve la lengua.
JB: De hecho. Inclusive, curiosamente, Chomsky viene a coincidir por un camino totalmente diverso con Heidegger. Para Heidegger como para Chomsky el lenguaje no está, no nace para comunicarse, se usa para comunicarse. Y Chomsky insiste totalmente en esto e incluso insiste en ese librito El lenguaje y el entendimiento que está mencionado en la bibliografía; de hecho es así.
P2: Profesor, ¿se usa pero no nace como una necesidad?
JB: Nace como una necesidad, pero como la necesidad de caminar, por ejemplo. La ambulación del hombre se produce si las condiciones de madurez se dan; ahora, que se usen para ir a acercarse a la madre o para alejarse de la madre o para ir al Congreso o para ir a la guerra es indiferente. Pasa lo mismo con el lenguaje: sirve para comunicarse y se usa para eso, ¿verdad?, pero no nace para eso.
Chomsky da un ejemplo muy notable. Chomsky estuvo en los movimientos estudiantiles contra la guerra del Vietnam. Entonces, la policía los apaleaba a todo bulto. Y él cuenta, justamente comentando esa idea de que el lenguaje no está hecho para comunicarse, que cuando veía venir a los vigilantes con los palos, se les ponía a hablar, él, no para justificar nada, sabía que no lo iban a escuchar, pero le brotaban las palabras... ¿sí?, no con afán comunicativo sino simplemente como una reacción así... nerviosa, digamos, del caso.
P1: Otra pregunta que tengo para hacerle es la siguiente: ¿usted consideraría entonces, desde el punto de vista de Chomsky, que el hombre es un animal sintáctico?
JB: Es lo que acabo de decir, sí. Fabrica estructuras sintácticas. Por nacimiento, así como está organizado para en un momento dado ponerse a caminar o ponerse de pie, en un momento dado está capacitado para desarrollar estructuras sintácticas sobre la base del medio.
Esto tiene que ser tomado con ciertas pinzas. Chomsky es muy reservado al respecto. Esas son afirmaciones un tanto juveniles, después las moderó un poco dando más intervención a la semántica, pero la posición de base sigue siendo básicamente la misma.
P3: ¿Tendría algo que ver con el orden del discurso de Foucault?
JB: Creo que no. Creo que Chomsky, incluso, no conocía a Foucault.
9 de noviembre de 1994
[La que sigue es una versión prácticamente literal de la exposición. Sólo hemos modificado algunas formas propias del lenguaje oral, teniendo cuidado en que no se alterara el tono de la exposición y del posterior diálogo con el público. D.T.]
Cuando se me ofreció participar en estas Jornadas[1] notamos en la programación la ausencia de los puntos de vista chomskyanos y como nos parecía útil señalar la existencia de una alternativa a la de Piaget, propusimos dedicar a aquellos una referencia expositiva, lo que fue gratamente recibido por los organizadores.
Aunque los aspectos específicamente lingüísticos de la teoría chomskyana han variado en el curso de unos cuarenta años según diferentes modelos, hay un fondo psicogenético que permanece básicamente el mismo y a éste entendemos referirnos. La paginita fotocopiada que se les ha distribuido[2] permitirá hacerlo con economía de tiempo y rogamos a los asistentes remitirse a ella.
Lo característico de esa teoría desde el punto de vista que nos ocupa es la constancia de un paralelismo entre los modelos lingüísticos y los modelos psicolingüísticos de base, según se ve en el punto 1 de la mencionada página. En ese punto uno, GU significa gramática universal.
Lo que vamos a decir ahora explica esa tabla sintética. Chomsky considera que para que una teoría lingüística tenga poder explicativo debe dar cuenta de las intuiciones del hablante en el uso de su lengua. Y para que esté epistemológicmaente fundada, debe dar cuenta de por qué el organismo hablante selecciona determinado modelo lingüístico de uso frente a otros modelos teóricamente posibles.
Ello plantea de entrada dos cuestiones: la primera, cuál es la estructura biopsicológica del hablante en cuanto tal y, la segunda, cuáles son las condiciones de esa estructura que determinan el modelo lingüístico. Ambas cosas implican la propuesta de un modelo para la psicogénesis del lenguaje humano.
Partamos de los siguientes supuestos:
1. La adquisición temprana, entre 2 y 6-7 años, de la lengua materna implica que el organismo desarrolla una gramática interiorizada. Por supuesto que no reflexiva o teorética como lo hace el gramático, sino operativo-práctica. Es decir, el hablante no puede explicar a otro esta gramática, sino que aparece como un mecanismo interno que él utiliza para hablar; pero es una gramática porque está sometida a ciertas reglas.
Con Chomsky, llamaremos competencia lingüística a esa gramática operativa.
Ahora, por favor, traten de seguir aunque sea con medio ojo la primera tablita de la página.
2. Como es natural, una base esencial para la formación de la competencia, son los datos lingüísticos que el medio social ofrece. Es decir, los modos en que la gente de ese medio habla. Pero de manera general, para desarrollar toda actividad cognoscitiva, lingüística u otra, el organismo o la mente dispone de una capacidad innata de organizar los datos de la experiencia, en un conjunto de hipótesis operativas (otra vez, no reflexivas) sobre el comportamiento de esos datos como objeto. Para dar una analogía que usan Chomsky y Lenneberg, también para la organización de la percepción el organismo dispone de una cierta estructura de base, que después se proyecta sobre los datos empíricos de la sensación para organizar las percepciones. La idea chomskyana sobre el lenguaje es la misma.
Aquí llamaremos a esa capacidad (Chomsky no lo hace), la capacidad organizativa de la mente.
3. Vamos al tercer supuesto. Es epistemológicamente conocido, que dado un conjunto cualquiera de datos homogéneos, la capacidad organizativa puede construir diversos juegos de hipótesis, o sea, diversas teorías (insisto no reflexivas, sino operativas: las hipótesis y teorías reflexivas vienen después).
Es decir, el organismo puede construir diversas teorías que llevan a otras tantas diversas organizaciones dinámicas de esos datos.
4. Cuarto supuesto. Esto significa evidentemente que la formación de la competencia está orientada y regida por principios directivos que sobre la base de los datos empíricos del medio lingüístico social (ahora sí por favor, ver la tabla en la parte izquierda) determinan que esa competencia sea uniforme. (Deliberadamente me salteé un pasaje que complementa a éste, sobre el que vuelvo ahora).
En efecto, la experiencia enseña que dentro de una comunidad hablante todos sus miembros desarrollan una competencia lingüística que es sensiblemente la misma. Hay variantes, por supuesto, pero todos nosotros básicamente hablamos castellano y el dialecto porteño. Todos los hablantes de una comunidad hablan del mismo modo, es decir, todos se han organizado modelos, sensiblemente los mismos, para construir e interpretar emisiones; en otros términos, todos utilizan una misma gramática operativa, una misma competencia lingüística.
Ahora sí. Esto significa evidentemente que la formación de la competencia está orientada y regida por principios directivos que, sobre la base de los datos empíricos del medio lingüístico social, determinan que esa competencia sea uniforme en toda la comunidad lingüística.
El conjunto de todos esos principios directivos es lo que Chomsky denomina la gramática universal (GU), concepto clave (por lo menos desde 1967) de toda su teoría lingüística.
Si ahora echan una ojeada a la tabla, va a resultar más claro y, si algo no está claro, por favor pregunten.
Consideremos más de cerca las propiedades de la GU en relación con la competencia. Se ha visto que la competencia resulta de la aplicación de la GU a los datos empíricos, o sea, que la GU es a priori y, por lo tanto, innata; mientras que la competencia es adquirida. Ahora, como la competencia es función de los datos lingüísticos empíricos y éstos son evidentemente distintos para cada lengua o dialecto, la competencia es diferente según la lengua o dialecto de que se trate y, por lo tanto, la competencia es particular; en tanto, la GU como opera dirigiendo la organización de los datos, cualesquiera que éstos sean, es un a priori común a todo ser humano y precisamente por eso es universal.
Hemos visto que la GU es un conjunto de principios o condiciones que determina la forma posible de todo lenguaje humano, es decir, la forma posible de toda competencia.
¿En qué consisten tales principios? No se trata de ideas o conceptos sino de lo que Chomsky denomina universales formales, es decir, de formas de operación que al formularse como modelo teórico aparecen como un conjunto de reglas.
Concretemos con un ejemplo: pertenece a los datos empíricos que una lengua pueda construir oraciones con o sin un sujeto gramatical expreso; diferenciamos, pues, lenguas de sujeto omisible y lenguas de sujeto no omisible. Como es sabido, el español es una lengua de sujeto omisible, el francés o el inglés son lenguas de sujeto no omisible. Para construir la competencia la GU interviene con un principio informalmente expresable así (muy informalmente, como dice la nota de la paginita adjunta. Ahora remítanse al punto 2 de la paginita). Entonces el principio de la GU se expresaría digamos así: la anteposición del interrogativo correspondiente al sujeto de una subordinada sólo es posible en una lengua de sujeto omisible. Es decir, partiendo de una oración base como “¿Querés que alguien venga con nosotros?”, la pregunta sería “¿Quién querés que venga con nosotros?”, donde la posición del sujeto ha sido pasada al interrogativo inicial.
Entonces, por ejemplo, el niño que aprende a hablar español, lengua de sujeto omisible, va a saber operativamente (no reflexivamente, insisto en esto, no es que el chico va a estar pensando la gramática, sino que esa gramática opera en él como organismo hablante) que puede construir oraciones desde esta forma: “¿Quién querés que venga con nosotros?”, donde “quién” es el interrogativo correspondiente al sujeto de “venga”. Mientras que el niño que aprende una lengua de sujeto no omisible como el inglés también sabrá operativamente que no puede hacerlo, o sea, jamás podrá ni se le ocurrirá construir oraciones de esa forma.
Nótese lo siguiente: tanto la competencia, que es adquirida, como la GU, que es innata, son estructuras dinámicas de comportamiento internas al organismo hablante. Cuando el científico trata de construir una teoría o modelo para esas estructuras las formula en el modo formalizado de un conjunto de reglas, por ejemplo, esa regla (ut supra) es una regla integrante de la GU y se refleja en una correspondiente regla de la competencia; por ejemplo, para la competencia de un hablante de español la regla tendría esta forma: la interrogativa correspondiente a las acciones de la forma “X quiere que Z venga” es de la forma “quién quiere X que venga”, que es lo que está ejemplificado en el texto.
Todo esto se formula en forma de reglas lingüísticas, pero decir que el organismo hablante tiene como contenido reglas así, es algo en el fondo carente de sentido; lo que el lingüista formula como reglas, corresponde al hecho de que en el organismo hablante hay por hipótesis conexiones neuropsíquicas que funcionan de ese modo: unas, las de la GU, innatas, y otras, las de la competencia., adquiridas. Es decir, las reglas integrantes de la teoría científica son, en el modelo científico natural, estructuras dinámicas biopsicológicas a investigar. Por eso, aunque por el carácter innato de la GU Chomsky adopta una posición racionalista contra las posiciones empiristas del estructuralismo, no se trata de un racionalismo clásico de ideas innatas, sino que se mueve dentro de los límites de las ciencias empíricas con hipótesis propias, como toda ciencia empírica necesariamente construye. Así a las duras y escandalizadas críticas con que el empirismo ha recibido sus teorías, Chomsky responde con más o menos fingida sorpresa aduciendo que así como cualquier empirista acepta que cada especie biológica tiene sus propiedades intraespecíficas innatas (el ave la capacidad orgánica de construir un nido y de volar, la especie humana la capacidad orgánica de la posición bípeda, etc.) y tales capacidades se manifiestan cuando el organismo ha alcanzado un cierto grado cronológicamente determinado de madurez para ejercerlas, lo mismo ocurre con el lenguaje: éste depende de una propiedad intraespecífica humana que se manifiesta cuando en el curso del desarrollo ontogénico se producen las condiciones de madurez correspondientes y la estructura de la GU forma parte de esa capacidad o dotación innata. La diferencia teorética con el empirismo está solamente en que éste se empeña en ver en el lenguaje un comportamiento totalmente adquirido, mientras que Chomsky propone en cambio una base, una disposición biopsíquica innata igual que para el resto de las funciones orgánicas. La hipótesis surge y se ve corroborada precisamente por esos comportamientos lingüísticos universales como el expresado por la regla antes considerada.
Insistamos en este punto y volvamos al punto 2 de la página fotocopiada. La forma agramatical *“Who do you want that come with us”, que es el calco de la forma gramatical española “¿Quién querés que venga con nosotros?”, es imposible en inglés o en cualquier otra lengua de sujeto no omisible. No obstante, aun para un inglés resultaría inteligible, por ejemplo, dicha por un extranjero. Entonces, no se ve ninguna posibilidad empírica intrínseca de que se hablara efectivamente así. Si la imposibilidad no es empírica, entonces es a priori, y esto es lo que autoriza a considerar que depende de la innata GU y, por lo tanto, atribuible a esta la regla antes mencionada: la anteposición del interrogativo correspondiente al sujeto de una subordinada, sólo es posible en una lengua de sujeto omisible.
Generalizando el criterio: si un tipo de comportamiento lingüístico se presenta con estas propiedades, primero es universal, o sea, común, sin excepción para toda lengua, y segundo, no es empíricamente necesario, vale decir, no es deducible de las condiciones intrínsecas de la experiencia, entonces pertenece a la GU.
Y aquí importa una observación. Como se habrá tal vez advertido, Chomsky centra sus observaciones en la morfosintaxis. Para él la morfosintaxis es algo así como el nervio del lenguaje humano. Según señala con cierta ironía Searle (un empirista que, sin embargo, no es nada hostil con él), para Chomsky el hombre es esencialmente un animal que construye estructuras sintácticas. Lo semántico, por ejemplo, aparece como una especie de aditamento, un componente extrínseco necesario sólo para asignar un valor referencial, esto es, un contenido significativo a esas estructuras puramente formales; y las estructuras lógicas son, lingüísticamente hablando, derivadas de las estructuras lingüísticas.
En 1975, se realizó en Francia, en la Abadía de Royaumont, un amistoso pero encarnizado debate de cuatro días entre Chomsky y Piaget, con asistencia e intervención de seguidores y críticos de uno y otro, el cual fue recogido y publicado en compilación de Massimo Piatelli-Palmarini[3]. Chomsky no había formulado aún su último modelo, el modular, pero las ideas matrices de éste están ya presentes en ese simposio.
La posición básica es la siguiente: Chomsky encuentra y, hasta donde yo conozco a Piaget creo tiene razón, encuentra que nada, partiendo de la teoría epistemológica o psicogenética piagetiana en el aspecto concerniente al lenguaje, permite deducir ni explicar los comportamientos lingüísticos del tipo de los ejemplos que hemos dado. Es decir, la psicoestructura, el mecanismo de adquisición, las etapas de adquisición y el funcionamiento de las formas del lenguaje aparecen como un sector de características sui generis, como un módulo o conjunto de módulos específico dentro del orden cognitivo. El aprendizaje, la adquisición del lenguaje, obedece a leyes propias y peculiares irreductibles a las de cualquier otro orden de conocimientos. En este sentido, generalizando la cosa, no existe una teoría general del aprendizaje, sino en todo caso tantas teorías coexistentes como módulos cognitivos pueden reconocerse en lo que se llama la inteligencia humana. Sobre esto insiste largamente Chomsky en la primera parte de sus Reflexiones sobre el lenguaje, obra publicada posteriormente, ese mismo año de 1975.
Frente a la teoría genética unitaria de la inteligencia sostenida por Piaget, Chomsky propugna la teoría modular de la mente: cada campo cognoscitivo, el lenguaje (en rigor las construcciones e interpretaciones morfosintácticas), la semántica, la lógica y la matemática, etc, constituye un módulo en sí relativamente autónomo, aunque naturalmente con mutuas relaciones a investigar.
Chomsky en principio no niega la posibilidad de una teoría sintética unitaria, pero su posición es ésta: “como lingüista, encuentro en mi campo leyes genéticas y estructurales peculiares, que no son reductibles ni deducibles con respecto a la teoría general unitaria que se me propone. Si llega a demostrárseme tal reductibilidad y deducibilidad, estoy dispuesto a aceptarla, pero mientras tanto tengo el derecho de atenerme a los hechos y a trabajar el orden cognitivo como estructurado por sectores modulares autónomos”.
Para terminar, señalemos que la teoría chomskyana ha dado nuevo impulso a los estudios sobre génesis y adquisición del lenguaje y en particular sobre las etapas de esta adquisición. Estudios sobre las etapas del lenguaje infantil existían en abundancia, pero en general concentrados en las etapas tempranas de la infancia; las hipótesis chomskyanas no sólo estudian las etapas con rigor lingüístico, que antes no se hacía, sino además han permitido extenderlas a etapas de la edad escolar, las llamadas estructuras tardías. Falta, según ha sido señalado recientemente irlas ampliando al desarrollo del lenguaje durante la pubertad y la adolescencia.
Esperamos que esta exposición incite a los presentes a considerar hasta qué punto las posiciones chomskyanas resultan o no incompatibles con las implicaciones pedagógicas de las teorías de Piaget y hasta qué punto pueden o no modificarlas o enriquecerlas.
Gracias por su atención.
[A continuación se entabla un breve diálogo entre personas del público (P1,P2) y el Profesor Balderrama (JB). De dicho diálogo hemos extraído las partes más relevantes].
Bueno, creo que mucho para debatir no hay porque esto de hecho fue una exposición de tesis. Pero si alguno tiene alguna pregunta que hacer estoy a sus órdenes.
P1: Dos preguntas quiero hacer. Cuando usted dice “competencia del hablante”, sin embargo la competencia tiene una psicogénesis...
JB: La competencia tiene una psicogénesis, sí.
P1: Por lo cual podríamos decir que lo innato para Chomsky estaría en la GU...
JB: Sí.
P1: ... y el desarrollo, la psicogénesis estaría en el lado de la competencia.
JB: Sí, sí... Claro. Digamos que la GU es la condición para que haya una psicogénesis del lenguaje; junto con otra, por ejemplo, la disposición anatómico-fisiológica de los órganos de la fonación y demás.
P1: Es decir, podríamos suponer que en la competencia lingüística de los hablantes habría una construcción.
JB: Claro. ¿Sabe lo que ocurre? Hay una construcción que no está librada al azar, sino que está regida por un principio superior que es innato, y ese principio innato es lo que Chomsky llama la GU.
P1: Y la otra pregunta que tengo que hacerle, del libro de Searle hay una cosa que me llamó la atención y que quiero que me aclare: el hecho de que para Chomsky las oraciones, dice él, “son sólo accidentalmente para hablar con ellas”.
JB: Sí.
P1: Es decir, que acá habría como una incapacidad en Chomsky, o él no le asigna importancia, a la posición del lenguaje como comunicación
JB: Así es.
P1: La comunicación sería algo accidental para lo que nos sirve la lengua.
JB: De hecho. Inclusive, curiosamente, Chomsky viene a coincidir por un camino totalmente diverso con Heidegger. Para Heidegger como para Chomsky el lenguaje no está, no nace para comunicarse, se usa para comunicarse. Y Chomsky insiste totalmente en esto e incluso insiste en ese librito El lenguaje y el entendimiento que está mencionado en la bibliografía; de hecho es así.
P2: Profesor, ¿se usa pero no nace como una necesidad?
JB: Nace como una necesidad, pero como la necesidad de caminar, por ejemplo. La ambulación del hombre se produce si las condiciones de madurez se dan; ahora, que se usen para ir a acercarse a la madre o para alejarse de la madre o para ir al Congreso o para ir a la guerra es indiferente. Pasa lo mismo con el lenguaje: sirve para comunicarse y se usa para eso, ¿verdad?, pero no nace para eso.
Chomsky da un ejemplo muy notable. Chomsky estuvo en los movimientos estudiantiles contra la guerra del Vietnam. Entonces, la policía los apaleaba a todo bulto. Y él cuenta, justamente comentando esa idea de que el lenguaje no está hecho para comunicarse, que cuando veía venir a los vigilantes con los palos, se les ponía a hablar, él, no para justificar nada, sabía que no lo iban a escuchar, pero le brotaban las palabras... ¿sí?, no con afán comunicativo sino simplemente como una reacción así... nerviosa, digamos, del caso.
P1: Otra pregunta que tengo para hacerle es la siguiente: ¿usted consideraría entonces, desde el punto de vista de Chomsky, que el hombre es un animal sintáctico?
JB: Es lo que acabo de decir, sí. Fabrica estructuras sintácticas. Por nacimiento, así como está organizado para en un momento dado ponerse a caminar o ponerse de pie, en un momento dado está capacitado para desarrollar estructuras sintácticas sobre la base del medio.
Esto tiene que ser tomado con ciertas pinzas. Chomsky es muy reservado al respecto. Esas son afirmaciones un tanto juveniles, después las moderó un poco dando más intervención a la semántica, pero la posición de base sigue siendo básicamente la misma.
P3: ¿Tendría algo que ver con el orden del discurso de Foucault?
JB: Creo que no. Creo que Chomsky, incluso, no conocía a Foucault.
miércoles, 17 de febrero de 2010
Prof. Julio Balderrama
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